El inédito ataque masivo reabrió un escenario de guerra regional. Crece la influencia de los Pasdaran, la Guardia Revolucionaria Islámica.
Irán puso sus defensas aéreas en alerta máxima. El inédito ataque a Israel con misiles y drones dejó a la región al filo de una guerra abierta, en un país que está mutando de una república clerical a otra de indudable influencia y poder militar.
Los Pasdaran, los cuerpos de la Guardia Revolucionaria Islámica, una rama de las Fuerzas Armadas creadas tras la Revolución de 1979 para custodiar el sistema político interno, tienen cada vez más dominio en los círculos de decisión. Sus 125.000 miembros, divididos en fuerzas terrestres, aéreas y navales, tienen hoy igual o más peso que el férreo control religioso emanado por el líder supremo, Ali Jamenei.